Madre
Madre, hoy mis ojos
recorren tu rostro desolado
y mis entrañas se retuercen
al contemplar tu sufrimiento.
Daría lo que poseo,
por ver sonreír a tu corazón.
Tus lágrimas han bañado su recuerdo,
tus suspiros evocado su imagen
y tu corazón roto, no encuentra consuelo.
Comprendo tu dolor y lo comparto.
Hoy, mis versos están vacíos de alegría,
mis dedos torpes, y corren por mis mejillas
aguas cristalinas hasta los suspiros de mi boca.
Quiero rodearte con mis brazos
y darte, en ese abrazo,
el amor que te mereces.
Decirte, que siempre estará contigo.
Que se sienta a tu mesa
y seca tus lágrimas.
Que te abraza cada noche,
cuando descubre, tu llanto escondido.
Madre, hoy en mis ojos
hallarás consuelo, en mis manos ternura
y en mi boca un ¡Te quiero!
Ángeles González.
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